cada vez que ella me lo permitía,
me comía esa mirada pura con
la que solía devorar al mundo.
Recuerdo que eran un poco achinados,
la magia desbordaba de sus costados
y al tiempo que ella sonreía un mundo
de mil ilusiones se conjugaba,
cada molécula de mi ser vibraba y
un pequeño infarto me sacudía el alma.
¿Acaso era eso amor?
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