Un corazón exquisitamente triste,
orgullosamente ausente,
lleno de misterio y de olvido.
Con el cadáver de la esperanza entre sus
brazos… Como un demonio sin alma,
entre sombras de horror y melodías de Agalloch.
Latente en tiempo y espacio, sediento de sí mismo,
ya poseedor de todo y de nada.
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